La rehabilitación de un edificio histórico es una magnífica ocasión para construir el futuro abriendo un diálogo entre el pasado y el presente.
Las exigencias de las técnicas y recursos de entonces plantean un desafío al hombre de hoy que sólo se supera desde el más absoluto respeto a la identidad genuina de quienes lo hicieron posible.
Restaurar aquellas empresas de grandes alientos supone, sin duda, habitar antes en sus anhelos y en sus búsquedas que en las extraordinarias construcciones que nos han legado. En ese legado palpitante, también nosotros dejamos nuestra huella integrando soluciones tecnológicamente novedosas porque, como dijera el mismo Francisco de Goya, “el tiempo también pinta”.